May 10, 2020 IMPACTO INFORMATIVO Entretenimiento, Locales, ULTIMO MOMENTO 0
Impacto – Yoga es una forma de hallar la serenidad. Se lleva practicando desde hace miles de años, pero en la actualidad mucha de la gente lo utiliza como un método para paliar el estrés de la vida moderna.
Desde que se declaró la cuarentena obligatoria nuestra vida dio un giro de 180 grados y nos puso en un nuevo lugar. Cambiaron todos nuestros hábitos y algo que no nos puede faltar en este escenario es la creación de una nueva rutina.
Qué mejor que combinar ese momento que le dedicás a tu salud física con la posibilidad de mejorar tu estado de ánimo, lograr relajarse, estirar tu cuerpo y calmar tus emociones. Algo tan importante en este tiempo de incertidumbre y preocupación.
El yoga, la meditación y la respiración están avalados por instituciones muy prestigiosas como la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard considerándola como una herramienta para mejorar la salud en distintos ámbitos.
Por esto, IMPACTO dialogó con tres referentes de yoga, profesoras e instructoras, dos de ellas realiquenses y una con gran parte de su historia en nuestra localidad, aunque desde hace ya unos años radicada en la provincia de Córdoba, para conocer aspectos que tienen que ver con esta actividad con cada vez mayor crecimiento y sobre todo en momentos en los que la cuarentena golpea emocionalmente.
Patricia Arroyo es Profesora de Yoga Vital Terapéutico y según dice a IMPACTO, «el Yoga es el regalo más inmenso y valioso que recibí en mi vida. Es una disciplina tan vasta, tan coherente, que a lo largo de miles y miles de años no ha dado fallos. Por el contrario, siempre aportó callada, humilde y generosamente, enormes beneficios a la salud y al bienestar físico, mental, emocional y energético de la humanidad. No solo el individuo en sí mismo se beneficia, sino el conjunto de toda la sociedad se vería altamente favorecido si todos practicáramos Yoga y meditación. Las personas se vuelven más compasivas, responsables, pacientes, coherentes, pacíficas, solidarias, comprensivas, empáticas, al empezar a enfocarse en mejorarse a sí mismos a través de la práctica de la auto- observación, al aprender a escuchar su cuerpo y serenar su mente y su espíritu, al conectarse con su propio Maestro Interior, al volver a conectar con su intuición y sabiduría interior, el Ser Humano vuelve a su esencia natural».
Valeria Ordóñez, quien es Instructora de Yoga, dice a IMPACTO que empezó «a practicar Yoga a los 23 años por una dolencia física y ahí descubrí que no sólo aliviaba mi malestar físico, sino también que tenía otros efectos en mi vida , salía de las clases con otro estado de ánimo, me tomaba las cosas con más calma, el yoga me ayudó a conocer mi cuerpo y los límites del mismo, a manejar mi estrés, mis niveles de ansiedad, a nivelar mi energía, el yoga es todo eso, es poder conectarse con uno mismo, conocerse, autocuidarse, encontrarse o reencontrarse si es necesario y priorizar tanto la salud física como mental, emocional y espiritual».
Soledad Olmos Azar nació en Córdoba, pero desde los 8 a los 18 años vivió en Realicó con su familia y ahora reside en Mendiolaza, localidad cordobesa, donde es profesora de Hatha Yoga.
Ella le dice a IMPACTO que «es una opinión súper personal, pero el Yoga es un conjunto de herramientas que aumenta nuestras capacidades para lograr la búsqueda de la propia conciencia y percepción y de la conciencias superiores. Existen diferentes tipos de Yogas, es decir, distintas herramientas para lograrlo y todas conducen a ese mismo fin. Particularmente practico y enseño el Hatha Yoga, que usa el cuerpo como herramienta principal, a través de ejercicios o posturas (ãsanas) y de métodos de respiración. Yoga no es ser espiritual, no es ser flexible ni pararse de cabeza, sino un proceso individual y único en cada persona y cada unx debe transitarlo a sus tiempos y en la manera que su cuerpo se lo permite».
Al ser consultadas sobre los beneficios del yoga en una situación como la del aislamiento social, como la cuarentena que nos encontramos atravesando, coinciden.
«Los beneficios son innumerables, mejora ampliamente la salud a través de mejorar la manera de respirar, generando más capacidad torácica consecuentemente respiratoria, mejorando así el estado general de músculos, articulaciones, huesos, órganos, ya que al mejorar la respiración o aprender a respirar correctamente incrementamos la cantidad de oxígeno en sangre, mejorando así la piel, el pelo, las uñas, el funcionamiento de órganos vitales, la presión arterial, el ritmo cardíaco, desde la práctica de posturas se logran los beneficios comunes a otras actividades físicas, tonificación, elongación, relajación. Pero específicamente en este momento en que hay mucho miedo, mucha preocupación, muchas emociones negativas, mucha tensión, intolerancia, mucha impaciencia, nos ayuda a liberar esa tensión física y mental generada por esas emociones, armoniza nuestra energía, serena nuestro Sistema Nervioso Central , eleva nuestra frecuencia vibratoria y ayuda muchísimo a fortalecer nuestro sistema inmunológico, por todo esto y mucho más la OMS (Organización Mundial de la Salud ha declarado al Yoga como Patrimonio de la Humanidad», dice Arroyo.
Para Ordóñez también ayuda mucho en estos tiempos, como «a fortalecer el cuerpo por dentro y por fuera, mejorar nuestro bienestar psicológico, reduce el estrés y la ansiedad, es importante para el control de otras emociones, mejora la respiración, aumenta la concentración y nos ayuda a conectar con el presente, aquieta la mente y no permite relajarnos».
Olmos coincide y agrega que «ayuda a reducir el estrés, mejorar la concentración y focalizarnos en nuestros objetivos, es de gran ayuda en períodos de encierro y ansiedad. Además, al mantener nuestro cuerpo saludable, nos ayuda a tener mejores ciclos de sueño y mejorar los procesos digestivos entre otras cosas, por lo que sin duda, nos ayuda a mejorar nuestra calidad de vida es este período y sobre todo nos conecta con nosotrxs mismxs y nos ayuda a tomar conciencia de nuestras capacidades, algo tan necesario en estos tiempos».
Al consultarles sobre si afectó mucho la cuarentena su actividad y si fue importante la actividad virtual, o todavía resulta compleja para quienes desean utilizar las herramientas virtuales, Patricia dijo que «muchísimo afectó, tengo muchas alumnas mayores de 65, resulta imposible juntarnos en un salón cerrado y ahora que viene el invierno es peor, porque tal vez si estuviéramos en primavera o verano podríamos usar espacios públicos al aire libre, bien abiertos, es una de las actividades que no se sabe cuando van a habilitar, por lo que económicamente hablando es un gran problema, porque es un párate absoluto. Las herramientas tecnológicas son una gran ayuda, grabo clases a mis alumnos y las subo a distintos grupos cerrados de Facebook para que las clases queden ahí grabadas y ellos las puedan usar cuando puedan y quieran, la gran mayoría se sumó con mucho entusiasmo al principio, pero últimamente veo que algunos, sobre todo la gente de mediana edad que está con muchas actividades on line todo el tempo, se ha desmotivado un poco argumentando que en casa no se puede, que no me concentro, que los horarios, que los chicos, que la música, que no tengo la colchoneta adecuada, por eso estamos deseosos todos de volver a compartir en grupo de manera presencial esta actividad que amamos donde el intercambio es muy enriquecedor y sanador. Te diría que solo el 10 % de todo mi alumnado se resiste aún a la clase virtual».
Valeria dice que «sí afectó, los encuentros se tuvieron que suspender, yo no seguí virtualmente pero he visto muchas páginas por internet ofreciendo clases online, así que no hay excusa para comenzar o continuar con la práctica».
Mientras que para Soledad «hay un encontronazo de sentimientos, porque la práctica virtual no es lo ideal, ni lo esperado, pero sé que las personas que las están realizando las necesitan, se benefician con la práctica y recibo sus mensajes de agradecimiento. Estoy dando clases a personas que practicaban presencialmente conmigo antes del aislamiento, es decir que las conozco y conozco sus cuerpos físicos, sus emociones y miedos a la hora de practicar, es decir que sé qué ejercicios pueden ocasionarles molestia, dolor, o alguna emoción como vértigo o angustia, entonces trato de evitarlos, porque no es lo mismo que eso surja en una práctica presencial que en tu casa y más en estos tiempos. Así mismo casi la mitad de lxs practicantes prefieren esperar a que vuelvan las clases presenciales y retomar la práctica. Con el resto, seguimos de manera virtual, con otras herramientas, pero firmes».
Al consultarles por qué recomiendan hacer yoga y si sería interesante comenzar a implementarlo en escuelas, por ejemplo, son contundentes en la afirmación.
Valeria dice que «es importantísimo introducir el yoga en la escuela, si tenemos en cuenta los beneficios de la práctica a nivel físico, ayudaría al niño a consolidar su esquema corporal como así también su psicomotricidad, la meditación ayuda a estar presentes, por lo que favorecería su atención y concentración y las técnicas de respiración serían fundamentales para canalizar sus emociones y ligar con eso lo que es la educación emocional tan necesaria en estos tiempos».
Soledad por su parte dice que «es una actividad que pueden realizar todas las personas, de todas las edades, en cualquier estado que se encuentre, ya que no se necesita experiencia previa, ni alguna capacidad especial para empezar a practicar. Los beneficios empiezan a notarse desde el primer día y si bien existen beneficios a largo plazo y que se logran con la práctica sostenida, al tomar una clase por primera vez, ya sentimos mejorías y bienestar. Además es una práctica de auto observación y auto percepción, que nos ayuda a conectarnos con nuestro cuerpo y nuestras emociones. Sin duda en los colegios sería muy beneficioso que se incluya la práctica de YOGA, porque ayudaría a lxs niñxs a mejorar la autoestima al conectarse con su cuerpo y sus emociones, mejorarían la comunicación de sus sentimientos internos, desarrollarían capacidades nuevas de percepción, mejorarían la concentración, y al aliviar tensiones, disminuiría considerablemente la necesidad de violencia verbal y física entre pares».
Patricia al respecto explica que recomienda «la práctica del Yoga porque es el camino de vuelta a casa, es volver a encontrarnos y redescubrirnos, es maravilloso y sanador y porque como dice Sadhguru (reconocido filósofo y místico hindú) el Yoga es la TECNOLOGÍA que nos permite hacer funcionar nuestra maravillosa maquinaria (cuerpo, mente, espíritu) al 100 %. Infinidad de Escuelas en el mundo y algunas en nuestro país ya lo han incluido en su curricula con enormes y constatables beneficios. Sin dudas implementar el Yoga en las Escuelas mejoraría muchísimo el desempeño académico y social de los estudiantes. A través de la buena gestión emocional se incrementaría la empatía entre ellos, eliminando el bullying, mejorando la concentración y el rendimiento escolar, estableciendo sólidas bases para el respeto mutuo, entre alumnos y entre alumnos y docentes. La práctica consciente de Yoga genera un profundo respeto por sí mismos, por el entorno y por el otro, logrando un ambiente más armónico y más apto para el aprendizaje, donde el docente puede desempeñar mucho más cómodamente su valiosa función y los niños y adolescentes se sienten más receptivos, relajados y valorados».
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